Francois Sand

Soneto II: El amor que dejó huella.

En la tristeza guardo mis lamentos,

sollozando en el silencio más hondo,

anidando en mi ser dolor sin fondo,

soñando con alcanzar mis pensamientos.

 

Mi alma se sumerge en los tormentos,

viviendo en un abismo sin segundo,

pasma mi corazón desde lo más profundo,

buscando sin cesar los desencuentros.

 

Mis lágrimas, mi alma desgarrada,

ruegan al destino un giro inesperado,

esperando encontrar la esperanza encarnada.

 

Mas la vida, cruel y despiadada,

me entrega la amargura de lo truncado,

y un final feliz me arroja a la nada.