edgardo vilches

ROGATIVA A LA CONTINGENCIA

¿Cuánto más se le puede pedir a la santa?

Sentado en la congoja, soy y no soy...

Aquí está mi rostro, pero tras

las borrosas notas, mis ojos

traslucen un destino real:

Una historia re-escrita

en lo urbano rural

de las acuarelas

y emociones.

 

Sentimientos

arrollados por silencios;

juegos clandestinos asomando

un rostro, para que la esperanza

tenga fe y la tristeza sea pasajera;

libertad para enfrentar el papel blanco,

y un tiempo sin límites, sin las viejas comodidades.

 

Sin

horarios

creo no estar

sujeto a nadie.

Entusiasmado agito

a los que van a mi lado

y reconozco en la multitud

los espectros que se disponen

y adquieren vida con mi aliento.