Francisco Esteban Gaitan Downs

MURIÓ DE SOLEDAD

 

Su corazón fue puro y leal al señor,

una noble mujer quién ofreció

humildemente su ser para

que hiciera su santa voluntad.

 

Del cielo un rayo del espíritu santo

su vientre hábito, viendo su noble

corazón el señor la escogió para

que fuera la madre de nuestro creador.

 

Las naciones la conocerían y hasta

hoy sin duda le agradecerían por su bondad,

por su amor y nobleza una estrella

el guío y al creador nos dio.

 

Fue madre, sintió el dolor de dar a luz,

sonrió de felicidad al ver su creación

y sin querer poco tiempo disfrutó

pues creció y los caminos conoció,

predicó y su enseñanza nos dejó.

 

Hasta que lo condenaron, su suerte

juzgaron y con la muerte lo sentenciaron,

mientras su madre el corazón le desgarraron.

 

Caminó tras sus pasos con un enorme madero

en sus hombros un látigo su preciosa sangre corría,

sus lágrimas la consumían

mientras llegaba al destino fatal.

 

Fue crucificado, mientras el cielo se

oscurecía se lavaban las manos

librando sus pecados, mientras

ella el dolor y la agonía al pie

de la cruz su alma consumía.

 

Jamás tuvo pecados, jamás el

odio la apoderó tampoco lo vengo,

y en silencio su dolor el corazón dominó

y en su amor de Dios se entregó.

 

Murió de dolor la madre del señor,

murió de impotencia,

murió de soledad.