Pilar Luna

LA CARRETERA

Una mañana de desazón,

enajenada, una rutina

para no perder la razón.

Viaja sola la carretera,

sin paraguas, sin mochila,

con la única compañía

del moribundo,

tejiendo las redes

de los infelices

se enreda y se desenreda

sin otro afán en la vida

que llevar los sueños de todos.

 

Sin mirar a los ojos,

en cada aliento de vida,

conforme se pisotean

las palabras de los poetas

que escriben canciones,

la carretera

revienta las ruedas,

lee poemas

y cierra capítulos.