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Oxígeno

Creo que con la punta de la lengua

Rocé los extremos de la posibilidad,

Llegué al fin de la capacidad,

Capacidad de la humanidad.

 

Me llenó de conocimiento

Sobre lo que hay en el viento,

Y que por fin yo siento

Que igual hay algo en mi aliento.

 

En el norte, me llené de risas;

No me importó la falta de razón,

Se desintegró mi caparazón;

Juventud, y disfruté mi vida.

 

Luego fui al sur, de caída.

Saludé a Dios, pero Él me negó.

Le rogué, le lloré -no sigas-

Después el oscuro me atacó.

 

Fue porque ella se largó

La cima de la Santa Trinidad.

No sé si esta parte sea verdad,

Pero creo que mi sangre latía amor.

 

Las manifestaciones en mi cerebro

Que jugaban en lo más adentro

Las deseché por la boca

Sufriendo... a solas.

 

Estoy tratando de encontrarme

Porque no estoy donde estoy

Y no puedo dejar de preguntarme

¿Será que moriré hoy?

 

Todas estas cosas harán sentido.

Eso lo digo porque en todo lo que he vivido

Si algo he aprendido

Es que, en efecto,

Hay algo en el viento.

 

Ahora, mientras tiembla mi esencia,

Lo que quiero es a ella, que me comprenda,

Y me llene de calma su aliento

Cuando me sienta impuro y le pregunte

-¿Será posible que nos caiga un rayo

 aquí en este lugar, en este momento?-