Raiza N. Jiménez E.

El Sabor del Engaño.-

 

 Escucha, como vibra ese corazón, cuando ama.

No olvides que, ya estamos, en pleno invierno.

Es el tiempo de las colchas que, el frío reclama.

Cierto que, el abrazo del amor, es lo más tierno.

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Evoco la cabaña y ese cálido instante, me llama.

No sabía qué, la frialdad, podría ser un infierno.

Ayer, no me mirabas y ahora, desenlazas la flama.

Debo confesar que, pensé que el amor, era eterno.

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No sé si será, estupidez, benevolencia o cariño.

No me siento con ánimos de discutir este tema.

 Atiendo al pasado, en el ahora y, te doy gracias.

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Nunca seré de las damas que, riñen por un niño.

Sería vergonzoso y, para mí, justo, un anatema.

Es caso de dos y tres, no caben, en la desgracia.