Mi imaginación activa me hace parecer perfecta y feliz. Crea ése mundo a donde suelo escapar cuando no todo está bien. Y sí, huyo de la realidad por pequeñas fracciones. Suelo escabullirme de todos, hasta del espejo que siempre me está mostrando todos mis defectos. Suelo soñar despierta y olvidarme de todos y todo.
Mitigo el dolor de mi reclamo por no sentirme conforme y bendecida por tener ése cuerpo con movilidad y salud, aunque esté fuera de los estándares de perfección. Aunque nunca me alejo tanto de la realidad el clima no ayuda, el tictac, los trinos, las sirenas, los clatson, la bendita humanidad no ayuda. Siempre están pendientes de con que tropiezas.
Me alegro de tener ése mundo paralelo a éste. Y más aun, si lo tengo viviendo en mi mente. Me da esperanzas de que algún día todo será diferente y me irá bien. Es como si me cambiara el chip.
Justo ahí es donde no tengo excusas para darme por vencida, ahí no hay autosabotaje, ni autocríticas que me hagan pegarme contra la pared.
Me siento capaz y de cierta forma tomo parte de ese sentir y eso ayuda a seguir dando batalla a cada día en la realidad donde existo. No siempre es fácil sonreir y no siempre estoy dispuesta a mostrar mi lado amable a todo el mundo.
A veces pierdo el sentido de porque estoy acá y me siento terrible por no poder tener la respuesta. Aún así sigo en marcha, hasta ahora me detiene el miedo a encontrarme con más preguntas y de volver a caer en lo mismo, de confiar en quien no debo y hacer todo personal.
Quiero no sentirme egoísta por querer estar sola y en paz. Quisiera que alguien comprendiera que a veces necesito espacio, tiempo para mí y para escapar a ése mundo, mi mundo imaginario.