Francisco M. Ortega

Desvelo

 

  

Desperté de madrugada:

me llamaba este poema.

Asomado a la ventana

me miró la noche negra

con su llanto entristecido

de goteras.

Por el aire frío y húmedo

subía el vapor del sueño,

mansa la lluvia mojaba

la soledad del silencio

en la ciudad ignorada

de pesadillas y cuentos.

Tantas veces contemplamos

el desvelo que nos sueña

absortos y ensimismados

como en esta noche incierta.