jvnavarro

OTOÑO DE SANGRE Y LUNA

 
De pesares va la tinta con la que se escriben los versos,
la tierra investida del clamor de sus estaciones,
de poco sirven nuestras intenciones
si en mitad del camino nos ponen
clavos que nos impiden movernos libremente.
 
Así el otoño se abre
entre barbechos en los que solo florecen,
el mustio silencio del apagado aire
y la naturaleza muerta sin más frutos
con que ofrecernos sus dones.
 
En el camino que va de una a otra parte,
se sale del verano
en una bella tarde
y se llega al invierno
para cuando ya nuestras pisadas se hunden en la nieve.
 
Sin saber lo que somos
andamos entre espacios otoñales,
sujetos del destino nos movemos,
amamos por ser hijos del amor,
si en algo
somos todos diferentes
solo es en aquello que nos hace
a cada uno de nosotros más grandes.
 
Otoño de luz que duerme
para cuando sus criaturas viven
allí donde nos dejó caer un día el destino
¿que quieres?
Si te doy mi mala suerte,
quiero que hagas con ella
un bosque de hojas de todos los colores
para que vivan allí eternamente
las aves que todos los días endulzan mis amaneceres.
 
Otoño de sangre y luna
del color verde
de los olivares,
de gitanas que se mueven
al son de sus castañuelas,
mientras replican sus tacones
en la noche que entra
por allí en el Sacromonte.
 
Espera que espera
las gargantas se abren
y salen de ellas cantares
que reviven viejos amores,
de amantes infieles que se quieren,
más que el hambre que mata,
más que la mismísima muerte.