Zoraya M. Rodríguez

**~Me Quedo Aquí XVI~**

Me Quedo Aquí XVI




Ni como un avión sin tanta velocidad,

cuando es más veloz el automóvil que un avión,

me quedo aquí,

cuando en el suburbio en correr bicicleta,

y se me va la vida,

cuando el crucero en alta mar,

se pierde en el horizonte,

me quedo aquí,

pues, es mi voluntad y no la de usted,

pues, ni con un yate de lujo,

no cruzo un puente donde me lo llevo por el medio,

o como un tren sin poder detener vagones,

cuando me quedo aquí,

cuando arde en mi interior el alma,

de dar una sola solución,

y entre las venas una linda pasión,

que se enciende de premuras,

cuando arde en el tiempo,

a todo un sol clandestino,

si me quedo aquí,

es como pertenecer al frío,

y al calor cuando te tengo aquí,

pero, desnuda de un tiempo,

sólo me aferro a navegar por los mares en soledad,

sin tentar a Dios,

cuando calmó la tempestad,

sólo me elevo cuando en el alma,

comienza a decaer,

en el imperio sosegado de obtener un sólo mal tiempo, 

de creer en el alma una sola verdad,

como una sola ansiedad,

y una sola virtud si inicialmente,

se convierte en redención,

cuando calmas a debatir una espera,

cuando enredas el tiempo,

y se enaltece de un sólo exento,   

como que se deleita más y más,

lamentando la ira y el sosiego,

en caer más en un abismo cruel,

y como un transporte que me lleva,

hacia el precipicio autónomo de dar una sola señal,

me quedo aquí,

pues, en el avión no puedo volar como vuela,

en el automóvil no puedo ir de prisa como la brisa es,

y en el tren no puedo detener la vida como quisiera yo,

y en la bicicleta la cadena se enreda como si fuera un ocho,

sin poder poner a correr,

me quedo a pie,

es preferible las dos patas,

me quedo aquí,

pues, es mi mundo como si lo quisiera yo,

cuando arde el fuego del temor,

como en mi manera de dar una ceniza de mi alma,

y me quedo aquí,

como que el avión no me lleva,

en el yate no cruzo,

en el crucero no llego nunca al horizonte,

y en el automóvil no corro como el viento,

y en el tren no se depara ni se detiene la existencia,

de vivir poco a poco,

no me elevas hacia el firmamento,

ni el universo,

sino que me quedo aquí,

como mi alma seca de raíz,

y como mi mundo una rosa,

y una sola verdad,

en que sólo quiero crecer y no volar,

porque aunque no tengo alas,

sólo quisiera ser como el mismo viento…

 

 

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez 

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