Francisco 1987

Y la muerte me llama a sus moradas

Soy un peripatético

Ximena me ha dejado a mi suerte

Dios me ha dejado a mi suerte

mi alma gemela me ha dejado

a mi suerte... 

 

El ácido de mi corazón

se expande por las ciénagas

y calles infinitas

 

La muerte me ha poseído

como un alma en pena

voy dando tumbos en la vida... 

 

Y tengo 36 años

y parece que hubiera vivido 50 mil

de tanto leer novelas y poesía

envejecí y me hice sabio

 

Y la necedad aun está presente

en el cigarro, en la punta de mis labios

en mis gestos, en las conversaciones 

triviales- y otras - profundas

 

Ya no quiero vivir

no sé porque luchar

Ximena me ha abandonado

y la muerte me llama a sus moradas