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He estado por mucho tiempo
cautivado por tu mirada,
tal vez Eros clavó en mi corazón
su flecha dorada
y por eso mi sangre arde
y crepita como magma;
tal vez ya no soy el dueño
de mis actos y palabras
y dedico, inconsciente,
mis pensamientos
a tu beldad sagrada.
Ocupas las horas de mis días,
cálidamente me envuelves
entre tus alas.
🌜
Últimamente te paseas
en mis sueños
tan natural y libremente
como una náyade en el riachuelo,
como un ave que vuela
y es reina del cielo...
Y allí donde dejas tus huellas
crecen flores y cerezos,
allí donde fijas tus ojos
enciendes el corazón de un lucero.
Mis noches te pertenecen,
desde el primero hasta el último
de mis sueños.