Ven, desnúdame despacio los párpados,
mis hombros y toda mi espalda entera
que mi luz entreabierta te espera
con mis pálpitos para ti guardados.
Deja a la noche hallarnos abrazados;
cobijarme en tu hueco de cabecera.
Deseo en tu ensueño ser la primera
de más juegos que aguardan enlazados.
Me abrigo entre tu piel aún dormida,
en la mañana de nuevos saludos,
con toda mi pasión enardecida.
El sol dora nuestros besos menudos;
siento mi primavera bendecida.
¡Y ahora, mírame y hablamos desnudos!.