Las décimas que te gustan
serán las que escribiré
porqué así molestaré
a tus \"fans\" que se disgustan.
Y los que jamás me asustan
entre tus \"admiradores\",
son lobos inquisidores
que te cuidan con gran celo,
la razón de su desvelo
por verte en paños menores...
Una mujer caminaba
por una vereda oscura
pensando en aquel buen cura
el que siempre la besaba.
Muchas cosas le enseñaba
porqué dios se lo ordenó
y así lo testificó
quién le dio su pubertad,
por su propia voluntad
una chica que casó...
La casó con un muchacho
que del barrio era vecino
y tenía un gran pepino
con fama de ser muy lacho.
El cura muy vivaracho
lo ordenó su sacristán,
y la cola de satán,
se metió en la sacristía
ya que así perdonaría
lo que damas callarán...
Le propuso al bien dotado
pecar haciendo negocio
en un trabajo con ocio
unas horas acostado.
La chica fue lo pactado
incluso lo sugirió,
la vez que se confesó
en el gran confesionario,
que no admite comentario
porqué el bien fue el que ganó...
El cura estaba aburrido
al confesar las mujeres
que imaginaban placeres
por la falta del marido.
Le sacaré buen partido
a tu pepino famoso,
que es del barrio el más ocioso
habiendo tanto trabajo,
dijo el cura cabizbajo
al chico tan ambicioso...
Pero flojo de remate
el que no era muy creyente
además algo impotente
muy adicto al chocolate.
Así dieron jaque mate
a los borrachos cornudos,
que si bien eran peludos
olían a cenicero,
y como soy caballero
les envío mis saludos...
La solución al problema
por tu débil erección
es secreto en confesión
y el pecado no es el tema.
La iglesia casi se quema
cuando a las damas confieso,
porqué quedo mas que tieso
con todo lo que me cuentan,
ni hablar lo que me calientan
y es por eso que las beso...
Les daré una penitencia
y tú serás el verdugo
empotrado en aquel yugo
que usaba cierta eminencia.
Los maridos por tendencia
en cantinas como bares,
se disputan los lugares
gastando todo el dinero,
para ser siempre el primero
con mentiras muy dispares...
En el potro ya acostado
debía tener muy dura
la que alcanza gran altura
en un hombre enamorado.
Por eso que fue acordado
poner un enorme espejo,
en que vería el reflejo
de la chica ya desnuda,
de la que no cabe duda
que exita hasta el más pendejo...
Con un calzón transparente
y esa zona depilada
con una sola mirada
a quién no pone caliente.
Comenzó a decir la gente
del milagro que pasaba,
a todo el que confesaba
pagando la penitencia,
obtenía la clemencia
si el dolor se lo aguantaba...
El muchacho se aburrió
cuando vino su eminencia
reclamando la evidencia
del milagro que ocurrió.
Y por eso los casó
el cura que muy astuto,
declaró días de luto
y arrancó con una dama,
las limosnas, y la fama
es de la chica y su puto...
No me pidan moraleja
que no la hay en esta historia
si la escribo en la memoria
de una muy feliz pareja.
Y ya me pica la oreja
porqué me estarán pelando,
por lo que iré terminando
estas décimas escritas,
ya que se que necesitas
que tu vida este alegrando...
Pueden ser algo dementes
pero siento muy seguro
que tendremos un futuro
de poetas referentes...
Autor: Mario Rodolfo Poblete Brezzo.