alicia perez hernandez

PRIVILEGIO DE LOS AMANTES...

PRIVILEGIO DE LOS AMANTES...

 

Desnúdame antes de que amanezca

y te de el sol en la cara y me pierda en tu mirada

...de amante soñador y depravado llevándome a arder con

el fuego de tu mirada, ya siento que me quemo en tus manos ardientes.

Desnúdame con tus besos que tus labios son mi embeleso.

Morir en tu boca quiero teniendo tus besos de fuego.

Cobíjame con tus brazos de varón atrevido y fuerte 

aunque crujan mis huesos, llévame a tu pecho quiero sentir 

los latidos de tu corazón. Llévame tan lejos cómo puedas!!

quiero piérdete en mi cuerpo, mis entrañas reclaman tu olor,

quiero sentir el calor de tu cuerpo bajo mis sábanas rojas ardientes.

Lléname en ti, poséeme para cuándo no estés, no me hagas falta!!

y mi piel quede llena de ti hoy, mañana y siempre seas todo para mí,

sé que cuando despierte a la vida, veré que me haces falta!!

Desnúdame con pasión hoy quiero que sentir tu cuerpo en  mi cuerpo,

en una entrega de amor que nos ate cómo amantes que gozan el privilegio

de encontrarse a todas horas de la noche y del día sin horario, ni cita,

 sin reproche solo por el placer de amarnos, entregándonos a cualquier hora.

Eres mi amante perfecto, al que con los ojos cerrados, le abro la puerta,

porque me haces inmortal cuando me amas y te hago mío mi lobo felino.

Sin importarnos la hora que marca el reloj, sea día o noche nos damos.

Eres tan mío y yo tan tuya... amándonos cómo solo se aman los amantes!!

Eres mi amante perfecto de todas la noches, días, horas, minutos,

eres el hombre perfecto para mí y yo la mujer imperfecta que te ama.

 

Alicia Pérez Hernández... México

                               No es la pluma la que escribe, es el alma

                                        Todos los derechos reservados©

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

Cuerpo de mujer colinas blancas. Pablo Neruda