ALEXANDER JOSÉ VILLARROEL SALAZAR

OTRA VEZ RENCILLAS

Pero unos días después
se olvidaron de lo dicho
y tuvieron un revés
y todo por sus caprichos,
se ofendieron otra vez
 
Miguel dijo:
— eres un bicho,
gordo, que también es soez,
tú no eres santo en nicho.
 
— Ya, deja tanta estupidez
¿por qué vuelves a lo mismo
vas a llegar a la vejez
actuando con pesimismo.?
Lo que te dije es verdad,
más quieres las discusiones
¿por qué usas la crueldad
siempre en tus conversaciones?
Ahora bicho me llamaste,
cuando un bicho flaco eres
¿ya de todo te olvidaste
que te trate mal tú quieres?
ya Miguel, vete de aquí.
 
— ¿Qué? ¿y si no vas a empujarme?
 
— No, es para no oírte así,
contigo no voy a ensuciarme.
 
— Si, es que acaso yo te ensucio
que me hablas de esa manera,
te digo José, eres lucio
y yo me voy cuando quiera.
 
Y las palabras decían
dándose entre ellos ofensas
y ellas iban y venían
lanzadas de forma intensa.
 
— Ya lo ves — dijo José.
Tú eres el que comienzas,
de verdad que yo no sé
si es que acaso tú no piensas,
ya que deberías tratar
que nos llevemos mejor
más te empeñas en pelear
y siempre caes en el error,
ya debieras madurar
te lo pido por favor
después no vayas a llorar
como un tonto perdedor.
 
— Ves, me llamas tonto y dices
que yo soy quien actúa mal,
¿tú estas gordo o son lombrices
que a ti te van a explotar?
 
— ¿Qué? ¿ y a ti la solitaria
no te deja ni engordar
o es que te dio una malaria
que no te deja avanzar?
Miguel , vete ahora de aquí
si no te voy a golpear
para que no hables así
pues no te quiero escuchar.
 
— Yo no me voy porque quieras
más me iré pronto de aquí,
¡ni que todo lo cubrieras
o tú estás tan gordo así!
 
— No vale, es que yo no quiero
ya un palillo junto a mí,
por eso es que prefiero
ahora estar lejos de ti.
Los parásitos que tú tienes
y que a ti te ponen flaquito,
eso a mi no me conviene
por eso no te necesito.
 
Y el papá de José, llegó,
ya se tenían que marchar
y entonces así terminó
lo que querían continuar.