José Luis Barrientos León

Parábola de un deseo

 

Soplé las velas, pedí lo que siempre se pide

una bandada de pájaros volando libre

una voz promulgando liberación desde la varanda

una mirada perdida buscando anhelos

un mar infinito para perdonar las faltas

un hombre vivo para labrar la tierra

una mujer piadosa para sanar heridas

un beso real para transformar la vida

 

Sople y se inspiró el sonido de campanas blancas

para hacer volar la imaginación de niño

y moldear la imagen del jardín florido

donde pedí el deseo de la flor eterna

de la mariposa frágil que sostiene sueños

del amor sin cuerpo y la pasión sin boca

que improvise entregas

extasié el alma.

 

Se apago la vela y se extinguió el sol

como si su fuego breve aniquilara todo

desfigurando el rostro del verano y el campo

haciendo que la noche erradique el cielo

y que el viento empuje la nube al extravió

como la hoja seca que abandona el árbol

 

Se extinguió la vela desnudando el sueño

y la muerte llega envuelta en plegaria

como si en el estanque se muriera el agua

y la lluvia fresca se convirtiera en mortaja

sujetando el abrazo que  estrujó el deseo

liberando el ogro de la realidad posible

hasta que al cerrar los ojos

se encienda de nuevo.