Danny McGee

ETERNAMENTE.

ETERNAMENTE.

A nosotros, no nos van a dejar nunca las estrellas. No van a arrancarnos el alma las ventiscas, ni los mares más bravíos han de separarnos.
Nos vamos a amar eternamente. Hoy y por siempre, la noche más celeste será de nuestro abrazo. Seremos porque siendo el amor es algo eterno.

Será la noche nuestra la que una las pupilas de dos almas construidas, hechas para amarse entre sombras y sin ellas.
A nosotros, no nos van a dejar nunca las estrellas.

Y yo diré tu nombre para dárselo a los vientos, al que en nuestra única noche sabrá alzar hasta el fondo, allá donde los cielos recrean primaveras.
A nosotros, no nos van a dejar nunca las estrellas.

Tú no vas a abandonarme. Tu perfume de mi cuerpo jamás podrá alejarse.
Y todo lo que diga, lo dirá también la noche: el verso que precisa que tu boca no me ignore, que siempre sea un beso dibujando mi horizonte.

Será la noche nuestra la que una las sonrisas de dos almas construidas, hechas para amarse entre sombras y sin ellas.
A nosotros, no nos van a dejar nunca las estrellas.

Y tú dirás mi nombre para dárselo a los vientos, al que en nuestra única noche sabrá alzar hasta el fondo, allá donde los cielos recrean primaveras.
A nosotros, no nos van a dejar nunca las estrellas.

Yo no voy a abandonarte. Mi perfume de tu cuerpo jamás podrá alejarse.
Y todo lo que digas, lo dirá también la noche: el verso que precisa que mi boca te lo implore: que siempre sea un beso dibujando tu horizonte.