jvnavarro

ES DE NOCHE Y CAVILANDO

La noche tan atrayente
acaricia mis dos mejillas.
Son dos y las dos
se llevan bien y no rechistan.
De frente ante el espejo
yo las miro
y ellas de reojo enamoradas se miran.
Total una verdadera maravilla.

Somos dos protagonistas
 en esta estrofa impía
y los dos somos 
de caras muy duras.
 Nos gusta poco la teoría,
ir al grano y si el ritmo se anima
estiramos el tiempo
y lo hacemos de tal medida,
que las noches y los días
se convierten en verdaderas loterías.
 
Uno es poeta
y quiere en una poesía
hacer volar al mundo entero
 con sus tonterías.
El otro ni caso,
las fiestas le gustan tanto
que sale de casa sin prisa,
y aunque le cuesta 
dar el paso
cuando le toma gusto a la brisa
se convierte en un bohemio de aúpa.
 
Lo intento
estoy en una disyuntiva
entre escribir de noche
o hacerlo de día
y la noche 
que tiene envidia
me ha cogido de la cintura
y me lleva derecho
hasta allí donde el aire no respira.

Toma la noche cuerpo
y es que se ha enamorado
con total descaro que dormita
 en cama compartida.
 
Le gusta a la noche la poesía
sobre todo las obras
en que se citan
calvarios y dramas de altura.
Nada de tonterías,
las ojeras y negra figura
la hacen fea como una aceituna.

Las noches por activa
y por pasiva
sirven de columpio
que si bien se usan
son parecidos
a los de la feria de Sevilla
en que se pone en marcha
un carrusel
que gira y gira
hasta que se acaba la batería.
 
Ahora mismo escribo una poesía,
soledades
en ella se citan
y me las apaño de maravilla.
Si tengo paciencia infinita
y el brazo no se encasquilla,
vomitaré versos de todas las medidas
y llenaré las estanterías
de mi librería
de palabras sin vida,
que apiladas sin orden
 ni compostura
morirán despojadas de su hermosura.
 
Noches de tinieblas
en un mar temblando,
los corazones de los marineros en stand by
y en las redes se mece la mimosa luna
por encima de un mar
con toda clase de bichas,
del que cuentan en el inframundo
 las arpías
historias  macabras de aúpa.
 
Sin más que hacer
la luna de mis sueños raros,
aburrida ella
 desde hace un par de años,
se da todas las noches un baño
en sus reflejos marinos
diluidos en sales con bicarbonato
y lo hace
 ¡me da la risa!
en la estimada compañía
de un fantasmal sol
que le lee sin prisas hermosas poesías.