Del néctar que resbala de las dalias
son los versos para un paladar digno
lo exquisito entre agradable y benigno
que sana con caricias, mis dislalias.
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SĂ, aquellos versos no tienen un alias
ni sombras pa\' enmarcarlas con un signo
y en ese caso, dĂłcil, me resigno
a ni siquiera atarles las sandalias.
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los mĂos, que comen el polvo seco
dejan barro estéril en hojas verdes,
como la oruga irritada en un hueco.
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Si, mĂos, son esos chicles que muerdes
y que escupes sin que te vibre su eco
para que ni por tedio, los recuerdes
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Con cada franja de piel en la abejas
o el ruido del viento en las.orejas
.Leo verso del cielo
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Y aunque quiero que mĂos encuadernes
no llegan al patio de cualquier templo
pues aĂșn leyendo... no los disciernes;
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luego, me toca aclarar el ejemplo,
pues, si lees sin que te consternes,
te puedo aclarar, que pierdes el tiempo.
si al leerlees sin que te consternes
Bb
te confirmarĂ©... TĂș has perdido el tiempo.