Ben-.

Selene-.

Los látigos sumergen sus ecos

pronuncian leves murmullos flotantes

estanques de agua sulfurosa

como grietas de un solo friso.

En las vulvas mecanizadas, aletean

largamente, soñolientas aves crepusculares,

en racimos similares, las púas incendian

injertos capilares. La mansedumbre

quieta, su inmóvil prestancia, inauguran

con precisión, los ángulos inciertos, el lóbulo

recién detenido sobre asfaltos. Lloran

los túneles piedras celestes, lánguidos

vertederos donde se posan tranquilas aguas marinas.

Buscan los vértices sus plañideras litigantes,

las vetustas ramas, las grietas trashumantes,

mesuradas las zarzas que arden de improviso.

Los sueños alimentan la carroña bastarda,

los propietarios incentivados, las basuras

desperdigadas, que recuperan sus tentáculos

de oriente, soleados estupores, horizontes

sin cálculo-.





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