Antonio Martín

Un mundo de granujas (Soneto octonario)

Un enjambre de agresores muy felices se imaginan
en un mundo sin complejos donde reinan sus acciones,
rateros a media noche te funden con apretones
y pícaros del  montón que al inocente fulminan.


Con silbido en las orejas, su estrategia la originan
los canallas que pululan en sutiles distracciones
engañando sin piedad por esquinas o rincones, 
tratarán al despistado con el arte que dominan.


Repertorio de tramposos que derraman su dulzura
con escritos deslumbrantes de metal y cableado.
¡Picaresca artificial... que mi abuelo no  lo vea!


Sin robar al que camina pues carece de armadura;
por un mundo sin engaños del perverso chamuscado,
sin el miedo a delincuentes, día y noche se desea.