Carlos Hector Alvarez

Carmela

 

 

Al ir camino de la escuela

siempre veía en la vereda

a una niña dulce y bella

jugando a la rayuela.

Muchas veces llamó mi atención

ver que de relumbrón

desviaba su mirada

para ver quien, por su lado

curioso caminaba.

Jamás me animé

a decirle nada

mucho menos a preguntar

como se llamaba.

De pura casualidad

una mañana al pasar escuché

que su madre la nombraba

Carmela, Carmela.

Su nombre rimaba con ciruela

y pensé, es dulce como el fruto,

que su nombre me recuerda.

perfume de rosas en el aire vuela

y todo lo de ella me desvela.

Pasó el tiempo, cambié de escuela

y no pasé más por su vereda

de ella sólo recuerdo

su nombre, Carmela

su sonrisa y su pollera.