Enrico Espino

Lolita

Lolita juega con muñecas rojas

y bolitas de miel recién cortadas.

Lolita no lo entiende ¿son las hadas?

pero su cuerpo vibra entre las hojas.

 

Lolita no lo sabe y se sonroja

cuando siente en su piel ilusionada

el roce clandestino de la nada

que impúdico en la fronda la deshoja.

 

Son sus dedos inquietos capitanes

que descubren el mar y la montaña

en el placer candente de la hazaña.

 

Muerde sus labios rosa como a panes

mientras larga un suspiro a la alborada.

Lolita se estremece inmaculada.