Ben-.

Ausencia-.

Dame gotas de ajenjo

parcialmente hallando

la gota máxima, el crimen cometido

en circunstancias irreverentes,

esa revelación, o resplandor,

de lo estrictamente necesario.

No interesan los vacíos ajenos,

las vísceras hechas clamor,

los huesos putrefactándose

reincrustados en la vasija de porcelana.

Intactos están los miembros,

del depósito de una gasolina brillante, resplandecientes,

esa huella superpuesta, un anonimato absoluto,

la invisibilidad perfecta, tu paseo roto por las avenidas

o las arterias catedralicias. Dame

tus gotas de ajenjo, de luz y de muestrario

de azafatas desnudas. Donde duermen

los escuetos opios del llanto-.

 

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