Manuel Valles

Lluvia

¿Qué ropa me pongo ahora, lluvia repentina?

Mi cuerpo va a mojarse con tu lengua leve

y, en el chispear vago de tus gotas,

se escurrirá el aroma encendido de tus metales.

 

Dejarás tras la torva tu huella silente

entre los brotes enfermos del pantano.

Se oirán, en el zumbido de los moscos,

las melodiosas notas de tu canto.

 

No le pondré ropas a mi cuerpo este día.

Saldré desnudo para que tus múltiples dedos

toquen, sin pudor, los rincones de mi cuerpo

y a mis afilados espejos los empañes, lluvia buena,

en el espasmo sutil y nervioso

que, en el hueco de los ojos, provoca el encanto.