jorge enrique mantilla

El día en que me haya ido

El día en que me haya ido

El día en que se detenga el tiempo con el alba al amanecer

Y no haya más arreboles anaranjados en el caluroso atardecer

Y las lloviznas entre las montañas esperen que salga el arcoíris y se esconda para nunca más volver, ni con sus bellos colores a aparecer

Ese preciso día me habré ido, sin entender la vida, sus bellezas, su maltrato, ciego y adolorido sin comprender

El día en que no haya pan, ni cereales, ni frutas, ni animales, ni el alimento para comer

Y los ríos se hayan secado y sólo quede su camino sin agua para amortiguar la sed que clama beber

Los peces salten muriendo en sus orillas y el hambre, el hombre empiece a padecer

Ese mismo día me habré marchado presuroso y como un rayo veloz desaparecer

El día en que las montañas con su frondosa selva de árboles empiecen en llamas a arder

Y no haya lluvias que apaguen los incendios en lenguas de fuego al infinito a ascender

Y la hermosa luna llena no vuelva a aparecer, ni en la madrugada, ni al anochecer

Y el canicular sol queme las entrañas y el cuerpo a despellejar en sangres a borbotones a enrojecer

Ese día zarparé sin barca, ni timonel y el agitado mar me arropará con sus agitadas olas en remolinos a envolver

El día en que no haya emoción, ni se le encuentre pasión a la placentera y hermosa vida

Y se convierta en un laberinto oscuro y tenebroso de sombras y neblinas, sin entrada, ni salida

Ni haya descanso, ni paz, ni sueños placenteros y duraderos para la agitada dormida

Ese justo día me habré ido despavorido y raudo, en un infierno la vida convertida

El día en que reine el silencio y la triste soledad sea la única preferida

Y la preciosa vida se convierta en un maremágnum desordenada de caos, odios, egos, vanidades y soberbias atrevidas

Y se desangre en llantos de dolor con heridas abiertas del alma y corazón sufridas

Ese día ya me habré ido y serán mis últimos pasos en mi agónica y lánguida despedida

El día en que no haya pasión amorosa, ni se le saque el elixir a la vida en el recinto de las habitaciones

Ni la emoción por el ser querido haga latir a los sufridos y sangrantes corazones

Ni haya habladurías, ni reuniones, ni confesiones, ni interés en las reflexiones

Ese mismo día me habré ido raudo con mis poemas a otros lares y a recitarlos a otros balcones

El día en que el precioso y valioso aire surque la atmosfera contaminada y asfixie las agitadas respiraciones

Y la hermosa vida se llene de caos, de guerras, de explosiones nucleares, llenando la tierra de miedos terroríficos, de sombras siniestras y confusiones

Y las trincheras, calles, ciudades y poblados se llenen de sangre por las explosiones mortíferas de los tanques con sus cañones

Y todo el medio ambiente se contamine y muera la verde y hermosa naturaleza, sin aire limpio para los pulmones

Ese mismo dia me habré marchado sin un adiós, ni una despedida, sólo pidiéndole a Dios sus santas y esperadas bendiciones.

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga septiembre 21-2023