Peniel Ramirez

Dime I

Las carnes se necesitan.
Se chochan para taparse los poros
a este ruido de besos por venir.
Las manos se atinan enemigas.
La fuerza de agota.
La succión es atentado y lujo
en la tierra de la piel.

Al géiser repetido ya llamaron sudor.
Aquí no vive la vergüenza.
Se deporto la prisa.

Se come lo que se deja intacto enrojecido.
Se tiene lo que se muerde inocuo, agradecido.

Se vierte amor liquido en la cara
Y se evapora el alma (pequeña muerte)
Y se evapora el alma.

El pie descansa.
No está frio, pero parece muerto.
Así las manos.
El pecho crece y baja.
La boca esta fría de improperios.
La garganta esa seca.
El pudor está ausente.
Silencios intermitentes decoran los vitrales.

Entonces la flojera es ternura.
Entonces la ternura es temporal.
Entonces el temporal lleva su mirada al mástil.

Las manos, se han perdido audaces en este mar.
La espalda es un islote lejos.

Tus ojos me miran.
Te juro que quiero morirme ahora.
Me inyectas la vida en tu beso.
Resucito.

Cabalgas de nuevo a la brisa.
Conquistas el paisaje.

Sé, qué siente la tierra.
Sé, qué siente el olvido. 
Sé, qué siente el pasado.

Como hago para sobrevivir este anhelo?
Todo ahora es mirar, nada tengo.

Pido una limosna?
Robo, entierro?
Quito, ruego, olvido, espero?