Pilar Luna

LOS BAJOS FONDOS

Este poema se cuela

sin pedir permiso,

a trote de caballo

entre traficantes y contrabando,

que, sin temor a la ley,

blanquean sus beneficios.

Me escabullí

por la escalera secundaria,

pude observar el teatro

de tablas carcomidas,

muecas de rostros sin filtros,

ojos cavernosos

sin contenido social en la vida.

Su rictus cetrino

desciende por el precipicio,

estáticas esfinges desafinadas

que se alimentan de las entrañas,

y muerden la carne tierna

sin compasión, sin piedad.

Forcejean con la vida,

chasquean sus mandíbulas

y hasta el espanto se escapa,

las cicatrices no tienen paraguas.