Nitsuga Amano

En el umbral de amargas noches.

Descansan los árboles robustos al norte, donde el sol besa los últimos rastros de tu adiós.

 

 

El tiempo, con su óxido sonoro, simula rieles antiguos,

en mi sendero solo hallé fotos que gritan recuerdos impíos.

 

 

El silencio de la tarde aclama distantes ruidos,

en el unísono, un lejano \"Te espero\" se hace oír.

Me acomodo para contemplar la llegada de mi musa, la luna,

la recibo con lágrimas en los ojos, un tributo a la fortuna.

 

 

Mientras escribo esta historia, un relato triste de perdones y odios,

bajo la mirada cómplice de los astros, mi pluma se desliza.

El café amargo, fiel compañero de mis horas solitarias,

rompe el silencio con su calor, despertando quimeras milenarias.

 

 

Persisto frente a esta impaciente espera, deseo ser un tejido en tu memoria,

anhele ser una suave ráfaga, acariciando la piel que un día me dio gloria.

 

 

La inmensidad de esta noche evoca tu mirada,

cuando por casualidad rememoro nuestra pasada fachada.

 

 

Labraré esta tierra, que es mi soledad abrumadora,

me transformaré en arena para sepultar el pasado en mi patio,

y descansaré bajo los árboles inquebrantables de este presente,

donde el tiempo y la distancia, al fin, se hacen nulos en mi relato.