Nos amamos solo con la punta de los dedos
nunca más allá adonde están los sueños,
nunca hasta el sitio en que vive el amor.
Pupilas vacías, demoradas de esplendor,
estrellas fugaces tu amor y mi amor
cayendo en el agua, ahogándose sin perdón.
Secretos ignorados por omisión,
se fueron agotando como ríos sin vertientes
tu amor y mi amor.
Imitamos la lluvia tenaz del otoño
el frío glacial del invierno
el viento casto de la primavera
y al verano, pero sin sol.
No supimos fingir una sonrisa
un abrazo, bendecir un beso
o un simple gesto del amor.
Y ahora, tu vida y mi vida caminan solas,
como hacen las nubes errantes...
que cambian de formas sin ninguna razón.