Entre sombras se oculta, detrás con una venda vá cubriendo su mirada, tras ella una máscara falseada, la sonrisa encantada.
La brecha rasgada, testigo de aquel silencio, de aquella solitaria luz sesgada
Llena de esperanzas retorcidas, atenta contra aquella mirada apagada.
Florecientes estrellas, atrapadas sumerjas bajo océanos, abismos tan eternos como efímeros, el iris sombrío.
Lentamente es apartada, contempla el oscurecer de su eterna amada, brillante despedida, brillantes lágrimas desprendía.
Palpitan los deseos, palpitan los consuelos, palpitan en temblores los recuerdos.
¿Recuerdas esa vez cuando nos conocimos?
Cuando la mecha del día se oscurecía, Cuando la brisa congelaba nuestras sonrisas
Cuando las lágrimas cristalinas aún no nos envolvían...
¿Recuerdas como eran nuestras vidas?
Tan llenas de colores grises, tan llenas de amargas decisiones, tan llenas de oscura superficie.
Iris sombrío, no hay milagros que te devuelvan la vida pero sí el pecado mío de acompañar a la tuya.
Es solo otro fin, como los que tantos vamos a vivir.