Nadmoon

Una partida que nadie entenderá. Un adiós que nadie escuchará.

Una partida que nadie entenderá. Un adiós que nadie escuchará.

Vas a juzgarme, vas a criticar y preguntarte tantas cosas.
Dirás que no fui fuerte, que tome la puerta fácil.
Que no supe b
Valorar todo lo que tenía y a quienes me querían.
Que no pensé en el dolor, pena, sufrimiento que a ellos les causaria.
Te persinaras y dirás merezco el purgatorio y castigo que me tocará.
No encontrarás respuesta a por qué no hable, por qué no pedí ayuda si la necesité, por qué no busqué otra forma para afrontar lo que sentía.
No puedo darte respuesta alguna.
Lo siento, pero cada día vivía una lucha interna en mi cabeza, por seguir a flote, por mantenerme firme.
Eran voces, eran recuerdos, eran pensamientos lastimosos, lascivos, dañinos. Que constantemente, sin tregua alguna arremetía y no solo contra mi mente, a veces contra mi cuerpo.
Si, mi cuerpo, creerlo o no, ese también sufrió las consecuencias, sin que yo lo quisiera o permitiera.
A veces rasguños, a veces moretones, a veces dolores, y siempre el insomnio y esa, si esa que llaman ansiedad, que te vuelve loco y te hace querer salir corriendo y escapar, escapar de quien sabe qué, pero al fin de cuentas te sientes atrapado y necesitas huirle, así se siente, cuando es débil, cuando aún no te estropea del todo la mente.
Que puedo contarte de los momentos en que mi cuerpo perdía la batalla contra la otra, la depresión y todo dependía de la dualidad que ganará, ya fuera la ira que me freustraba y desgarraba por dentro, queriendo estallar y hacer daño sin tentarse ante quien fuese lastimado o aquella tristeza sin sentido, que me hundía en un dolor tan agudo, que el corazón parecía doler con cada latido, que las lágrimas se agrupaban y no podía detenerlas, que el pecho se me hundía y dolia tanto que no podía ni respirar, sin embargo nadie podía dar razón lógica para ello.
Me tacharas como muchos, de hacerme la loca, inventarme lo que siento.
Hablarás susurrante sobre todo ésto y tal vez más, algunos dirán que todo era mentira y se escucharán tantas cosas feas, frívolas, que de seguir en este plano me lastimarian más.
Jamás podré decirte cuanto hice, cuanto esfuerzo de mi di, que no era el 100% era el 1000%, que me dolía, me enojaba, me entristecía y frustraba verme caer así, por qué yo quería luchar y a veces creía que estaba logrando ganar, pero fueron solo momentos en que ésto con lo que cargaba, jugaba conmigo haciéndome creer eso.
Un día me sentí libre, me sentí feliz, sin cargas pesadas, dolores agenos a mi, sin voces, ni pensamientos mucho me is sentimientos atroses que me llevarán a no ser yo, a no sentirme yo realmente. Por ese momento disfruté lo que era estar en paz y no quise dejar de sentirlo.
El sueño me acogía y me llevaba a un mundo en donde no sufría.
Entonces empecé a buscar esos lapsos, en que me perdía, ya fuera despierta, ya fuera dormida, quería volver a gozar esa paz. 
Entonces una sobredosis me dejó disfrutarlo más tiempo. Pero me arrancaron de mi lugar seguro. 
Un pequeño corte y sentí alcanzar el clímax. Pero cauterizaron y sellaron el sangrado.
Entonces una de tantas noches de insomnio mi lucha terminó, por fin encontré la forma de irme a la paz que tanto deseaba, callar las voces, dejar de sentir tanto y pensar sin cesar, obtuve lo que quería, perdón por no detenerme a pensar en lo que dirías y pensarías o si acaso sufririas, solo deseaba sentirme flotar en esas aguas mansas, sin miedos, sin sufrimientos, sin voces, sin irá ni dolores, solo mi ser flotando libremente sin una sola carga que me hubiera y sofocada.
Hablarás de mi, quien no lo hará, unos bien, otros mal y otros inventaran, quisiera que nadie se enterará, que no le contarán a nadie, pero aquí nada se puede callar y algo como ésto no se puede ocultar.
Solo quiero decirte que estoy mejor, donde sea que estoy, no hago daño y no me está dañando ese mal, soy libre y puedo disfrutar de una paz que en vida jamás lograría alcanzar. 
Quise irme tantas veces, pero por el amor que les tenía no quise hacerlo, aunque nadie lo crea luché diariamente contra eso, no creo haberme rendido, creo que simplemente mi turno de parar la batalla había llegado.
Perdón por haberme ido sin decir adiós, ni por qué lo hice así, no sabía que decir, pero si ahora que duermen me pueden ver o escuchar espero me entiendan amores y no lloren ni hagan caso a los que hablan sin tener idea, ustedes saben quién soy, quien fui y que por ustedes todo lo di.

Un adiós que nunca se dirá, que muchos no entenderán, un dios que duele y es juzgado, pero nadie sabe que tan pesada es la carga de alguien que día a día vive una lucha interna tan fuerte, que no quiere ser más juzgado de loco, débil, mentiroso y prefiere callarse lo que vive, lo que sufre, lo que siente.
Nos callamos para dejar de ser criticados por que eso lástima, más que una herida física, esas se curan, pero las internas, las emocionales y mentales, esas no se curan fácilmente, día con día se hacen más grandes y profundas.

Nadmoon