Llora Venus en la vastedad oscura,
su luz se apaga en el manto estelar,
su fulgor, un eco de un amor difunto,
una elegía en el infinito sin final.
Las estrellas, testigos silenciosos,
observan su lamento en el firmamento,
una tristeza cósmica, un eco perdido,
en la soledad de un espacio sin aliento.
El universo calla, escucha su sollozo,
una historia de amores efímeros y rotos,
la distancia que separa dos almas errantes,
cruel y eterna, como los astros ignotos.
Llora Venus en su órbita errante,
una melodía de desamor y olvido,
sus lágrimas son destellos apagados,
en el silencio cósmico, quedan perdidos.
Las constelaciones contemplan con pesar,
la triste danza de un planeta solitario,
una danza de recuerdos y añoranzas,
un ballet celestial de un amor necesario.