Nitsuga Amano

Amor a miles de años luz de distancia

Tú, mi estrella solitaria,

y yo, constelación distante,

en universos paralelos,

nunca cruzamos miradas.

 

 

Eres como la luna negra,

un eclipse en mi horizonte,

que evita el sol radiante,

la fusión que no se atreve.

 

 

A veces, en sueños cuánticos,

nuestros átomos danzan juntos,

entrelazados en el éter,

a pesar de las distancias siderales.

 

 

Sin embargo, es una ilusión,

una coincidencia efímera,

dos almas que se rozan,

pero jamás se unen.

 

 

Somos rarezas cósmicas,

no destinadas a colisionar,

sombras fugaces en el lienzo

de esta realidad etérea.

 

 

Y aún así, en el ocaso de mi alma,

te anhelo con intensidad,

y bajo la mirada de la luna plateada,

te deseo, te deseo, te deseo.

 

 

Pero sé que no puedo amarte,

que el universo nos separa,

y tú sabes, en el rincón de tu ser,

que el amor entre nosotros se evade.

 

 

Así sigue, esta historia inquebrantable,

una danza de fuego y deseo,

una ecuación que no se resuelve,

un eterno conflicto, un incendio interior.