Carlos Hector Alvarez

Al mundo

¡Oh mundo!

te conocí un seis de noviembre

hace ya noventa años,

en un humilde ranchito de madera

donde me parió mi madre

y que, como por arte de magia

se transformó en el hogar

que me acogió como si fuera

el rey del universo.

Ahí tuve una infancia muy feliz

una juventud, inigualable

y me hice el hombre

que hoy cuenta su vida

porque a Dios gracias

los años, si bien ablandan su cuerpo,

su memoria aún, no lp traiciona.

Ese hombre que estudió, trabajó

Y formó su hogar

con la mujer de sus sueños.

y trajo los hijos

que colmaron de felicidad

su andar por tus caminos.

Se habla mucho de ti,

unos te alaban,

que eres grande y hermoso

digno de habitarte,

otros te denigran, que no hay paz

que no se puede vivir, pues la inseguridad,

la pobreza, y las enfermedades,

acechan por doquier

Nada puedo negar, porque tienes de todo

pero eso sí, no tengo que, reprochar

porque como dice Nervo, soy el arquitecto

de mi propio destino.

Fui y soy, lo que armé

y puedo decir a esta altura de mi vida

¡gracias mi mundo querido!

por todo lo que me dejaste hacer

y vivir lo que quise a sabiendas.

El día que te abandone

estoy seguro, me va a doler

pero gracias a la resurrección,

tengo la firme convicción,

es una promesa,

¡nos volveremos a ver!