En el jardín de mis recuerdos florece,
un edén de momentos que el tiempo mece.
Cada rincón, un verso en la historia,
cada flor, una caricia en la memoria.
Las rosas guardan fragancias añejas,
como suspiros que el viento reflejas.
Las hojas caídas son páginas del ayer,
donde las palabras de amor vuelven a florecer.
En cada rincón del jardín, un eco lejano,
un suspiro del alma que busca a la amada en vano.
Cada paso entre las sendas empedradas,
es un latido que clama por las palabras que quedaron calladas.
El banco solitario en la penumbra,
es testigo de los abrazos que el tiempo deslumbra.
Los suspiros del viento son como susurros suaves,
que traen a mi mente los recuerdos que el tiempo no aprueba.
En el jardín de nostalgias y ensueños,
la ausencia de tu presencia se siente como un empeño.
Cada pétalo caído es un beso que ya no puedo dar,
cada sombra que se alarga es un anhelo que no puedo alcanzar.
Así, en este jardín de memorias que se entrelazan,
vivo un romance con el pasado que en el alma abraza.
Un jardín de recuerdos y de filosofía,
donde las metáforas florecen como notas de poesía.