el brujo de letziaga

Como un lobo con hambre

Dilo, dilo otra vez, y repite de nuevo,
en tus balbuceos todo aquello,
de que en tus pasiones llevas encendido mi fuego,
mantenido a lo bullanguero...

 

¡Ay, mujer! Mi divina mete mano,
la jaranera que hurga en mi cuerpo sin respeto,
y por arma tiene, a la risa y el beso,
que me surten a lo visceral y me dejan sin aliento...

 

Ya sin tregua y sin remedio,
me yergo para cumplir tu empeño, ocupando todo,
en el resquicio de tu cuerpo impúdico,
como un lobo con hambre, al más estilo primitivo...

 

Dilo, dilo otra vez, y repite de nuevo,
en tus balbuceos todo aquello,
de que soy como el sudor y la sangre de un animal en celo,
la evidencia hermosa, del dolor y el deseo...