Cabalgo entre tu versos siendo un Dante
como un Quijote hablando con las velas
que a los molinos hacen carabelas
y a mi flaca razón en rocinante.
Cabalgo en las veredas que tu tallas
en las paredes lisas de la piedra
cuando esculpes tu guion como la hiedra
dibuja en la pared sus propias mallas.
Cabalgo sin mirar el horizonte
porque lo que no veo no me ve
aunque siempre lo supe y hoy lo se
no soy de mi destino automedonte.
A veces me desboco; a media rienda
busco leer tu voz; que me sorprenda.