La nada se apoderó de mi vida
la nada se apoderó de mi alma,
de los restos tirados en el ayer
de lo que podría venir mañana.
De mi mundo lleno de cenizas
del dolor que hoy me abraza,
de mis sueños que han despertado
y que despiertos no han soñado nada!
Nada en cada rayo de luz
que a mi sombra escondida atrapa,
nada en el último llanto por amor
por el que mi corazón aún se desangra.
Nada en las nubes que traerán la lluvia
lluvia que desnuda siempre a mi nostalgia,
nada en las huellas de mis versos
y en lo que callan al morir mis palabras!
Y nada de ti que brote en mi silencio
ni en mi pena convertida en lágrima,
y tampoco nada de mi vida incierta
que en su propio lodo se arrastra.
Ya nada, ni de ti, ni de mí, ni de nosotros
nada en el tiempo que todo lo arrastra,
y nada sobre lo que quedo ya perdido
¡Llevándose mi amor y también mi esperanza!