¡TIERRA AJENA!
Con las manos y los recuerdos,
bajo el ojo tutelar de los misterios,
\"Dédalo mistificado\",
he fabricado en consonancias
las alas de mi mundana travesía.
Sueño de Ícaro terreno,
y en mi vuelo sobrenatural
besar la tierra por antonomasia,
gravitar en cada constelación de los puertos.
Intento de tierra, faro, mar, velero y viento...
Deidades ambiguas.
Intento el perihelio blanquecino de tu vida,
y escribiré con las voces de los vientos
el deseo de una tierra imaginada.
¡Patria! ¡Patria mía!
Tu edén es una página blasfema,
de orates, vilipendiadores y malnacidos.
Ah, ellos enmohecen el tiempo y estas alas
antiguas, extendidas en tu inmensidad.
Este es mi mar de incongruencias:
un punto en el ocaso,
el final de un anatema.
Amarte o no amarte es mi dilema.
Tenerte y no tenerte, tierra ajena,
laberinto demencial que el hado lleva.
Me hallo Ícaro para siempre petrificado.
Mi sueño se acunará en tu pecho,
para no morirme sin perder derecho.
Tierra labrantía entre deseos,
y un surtidor de lágrimas como final del tiempo.
¡Dédalo! ¡Dédalo!
Vuestras alas permanecen eternizadas.
Tu hijo es mar, tierra y desierto.
Vuestras son las alas de los tiempos.
¡Tierra, faro y mar y velero y viento,
y hasta el punto terminal de mi desierto!
Racssonando Ando (Oscar Arley Noreña Ríos)