Carlos Granados

La Ășltima baldosa.

Dejé las llaves en el sofá, un ángel y esta carta.

Allí, donde estatuas y canciones dormitan

Silba un hilo rojo la tonada.

Allí, libres acciones nos desmeritan

Y parece apagarse esta fogata.

Aquí, que prestas las notas acolitan

Tierna despedida jamás labrada.

Aquí, vago el recuerdo purifica,

Y un necio gesto le retrata.

Olvidé llaves y el alma mía, por si mi sonrisa no descarta.