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Ana

Nombre tan sencillo como Ana

Fue mi María, Virgen salvada.

Ana, de 23 que trabajaba,

Porque se graduó de Keiser y ahí rezaba.

 

Con su cuaderno y lapicero

Escribía como yo prefiero

Y al solo ver por detrás su cabello

Supe que lo que venía sería algo bello.

 

No reaccioné, pero lo pensé

Y con más mirada que palabras, le hablé

Y ella supo, con solo verme

Que tenía dolores bastantes fuertes. 

 

Ella rezaba por sus amigos,

Escribía para enfocarse

Con un estilo parecido al mío,

Pero se detuvo para ayudarme.

 

Solo los amados aman.

Solo los sufridos hacen sufrir.

Solo los salvados salvan.

¿Cuántos tomarán para que me salven a mí?

 

Tu representante pretendió absolverme.

Te digo que no logré sentirte,

Tenerte a mi lado es lo que quería

Pero ¿cómo no cuestionarte si no te veía?

 

Decepcionado, me fui a tu hogar

Preocupado y preparado para escandalosamente llorar,

Pero al llegar, el santísimo no estaba despoblado

Había un barullo extremadamente callado.

 

Sostuve mi llanto un momento más

Antes de aproximarme a tu altar

Y sentarme al lado de la que ahí llevaba

Hora y diez minutos rezando, y Ana se llamaba.

 

Ana me dio su mano mientras yo desahogaba

Y noté sus ojos...

Cafés, profundos y preciosos.

Y mi mano, que con la suya, calor creaba.

 

Le pregunté que ahora que pensaba

Que que era lo que ahora rezaba

Y me respondió -Rezo por vos-

Fue cuando comprendí que son cafés y hermosos los ojos de Dios...