José Luis Barrientos León

12 de agosto (a mi amada esposa Adriana)

 

Estaba ahí. El poema escrito en el muro,

“La lluvia que acompaña lo abstracto,

borrara de tu memoria el pasado de llanto”

eras tú, caminando frente al muro,

escribiendo con tu andar una nueva prosa,

“No quiero hombres rondando mi vientre,

quiero el amor germinando cual simiente”

 

El viento muere en tus mejillas

sin temores, sin ecos, ni deseos

muere desnudo soñando con tus labios

con el fuego ardiente que brota de tus ojos

dando sonidos a tu voz

alzándose como canto de avecillas

ávidas de los secretos

que manan de tus sueños

 

La lluvia intenta borrar el poema de la pared,

lo abstracto se convierte en manantial,

de leche y miel derramándose de tus senos,

esperando que un nuevo mundo sea alimentado,

por el lenguaje del amor que se forma entre tus brazos,

un cuerpo, un alma, que se forma entre silencios,

de palabras que aún esperan,

mientras se deshacen en miradas,

 

La nueva prosa, pinta arcoíris en el cielo,

los árboles se mecen ahora sin caos,

la luz ilumina caminos para dejar de ser fuegos abandonados,

la mariposa ha vivido la metamorfosis de la niña de seda,

llegando a ser madre sin miedo a su nombre,

sin noches mendigas de sábanas blancas,

el miedo muere en tu latido,

para dar vida a tu vientre.