EHUR OHR

Gitana querida...

¿Indolente tú?…

no sé si indolente…pero si desencantada,

tal vez demasiado herida,

seguramente decepcionada,

inevitablemente triste,

acarreando una desolación permanente,

con la desilusión desmedida,

deslucida tu faz…enferma la mirada,

con los ojos apagados…

y la mente en blanco…

fijando su atención en la nada,

siempre pensativa.

 

Ella, destruida,

tan deshabitada como extraviada,

tan contrariada como frustrada,

con un vacío en el alma…

y en el corazón una espina clavada…que incomoda…

y no la deja volver a empezar de nuevo.

 

Y yo, acongojado,

también inconsolablemente triste,

meditabundo,

con iguales sentimientos…desde la otra esquina,

con un lamento indescriptible…que se hizo rutina…

y que merodea cotidianamente mis huestes lastimadas,

y no se cansa de mostrarme su rostro de amargura.

 

Que impotencia incontenible,

que aprensión siento en el pecho,

con el miedo asechando el presente…

y la incertidumbre acosando el futuro.

 

Debería renunciar a esta angustia…y no puedo,

tu recuerdo no me deja.

 

No sé porque…

por algún extraño motivo…no me alejo de tu lado,

y sigo aquí…pendiente de tu vida.

 

¿Qué haces tú allá…gitana querida?,

¿Qué hago yo acá?,

¿Qué hacemos los dos distantes?… sí padecemos la misma pena…

y ya fracasamos en saltar al abismo del olvido.

 

¿Qué hacemos intentando odiarnos?...

sí nos amamos todavía…con incontenible locura.