Nitsuga Amano

Rememorando tu adiós

Bajo el umbral desamparado de una farola en penumbra,
rememoraré tu adiós, en cada noche nublada y oscura,
cuando el cielo llore sus lágrimas y el alma murmura,
el corazón, solitario, evocará la partida y la sepultura.

 

 

En la soledad de esta calle sin nombre ni rumbo,
la luz titilante será mi única confidente y testigo,
el viento susurrará secretos que el tiempo no pudo,
y en la penumbra, tu recuerdo será mi abrigo.

 

 

Las sombras, como lamentos, danzarán en la brisa,
mientras mi mente es laberinto de imágenes desgarradas,
tu voz resonará en los ecos, en la noche imprecisa,
y el eco de tu ausencia será mi canción desolada.

 

 

Bajo la farola, el tiempo se detiene, se hace un nudo,
y en cada destello, tu figura se dibuja, fugaz,
la melancolía me envuelve, como un manto mudo,
y en la quietud, revivo el adiós, en un eterno compás.

 

 

Las lágrimas del cielo se confunden con las mías,
como un espejo que refleja mi dolor sin medida,
la farola, solitaria, testigo de mis noches sombrías,
y en cada gota de lluvia, tu recuerdo, herida latente y perdida.

 

 

Así, viviré bajo el umbral de esta farola desamparada,
en el eco de tu despedida, en cada suspiro de la noche,
en la oscuridad que se cierne, en la tristeza callada,
tejeré mi duelo, en cada sombra, en cada broche.