Carlos Eduardo

Sabor amargo

 

Sabor amargo,

 

fue su dulce despedida,

 

sería para toda una vida,

 

aún lo siento,

 

como si fuera hoy,

 

recrudece en mi alma,

 

por qué lo sutil, leve, suave puede ser tan intenso,

 

permanece suspendido en las nubes de la mente

 

la fragmenta, la retuerce, la destroza,

 

es una obsesión.