Nitsuga Amano

Reflejos de una noche silente

Si la estrella me olvidara en la noche tibia,

mi alma vagaría en sombras desoladas,

mi sendero sería un río sin guía,

un lamento sin voz, un adiós sin miradas.

 

 

En mi niñez, el mundo era un misterio asustante,

ahora el temor se anida en el rincón de mis ojos,

que olvides mis palabras, es mi angustia latente,

mi voz es un susurro, en los vientos rojos.

 

 

He cortado para ti la flor de un pensamiento,

una rosa que desgaja el tiempo en sus pétalos,

frágil como un suspiro, un último aliento,

un beso en el aire, que flota entre opalos.

 

 

Si la estrella me olvidara en su viaje incierto,

mi camino se perdería en la niebla espesa,

como un barco sin rumbo en el vasto desierto,

mis sueños naufragarían en la inmensa tristeza.

 

 

Los sueños, versos callados de la noche,

un campo de rosas blancas, un amanecer de oro,

cálida es la caricia, la pasión que derroche,

un abrazo en la bruma, un suspiro sonoro.

 

 

Hoy llueve en el alba, en la espera del día,

la naturaleza danza en sus ropajes verdes,

los secretos del tiempo en los campos se esconden,

emociones en el aire, como versos en mentes.

 

 

Espero aquí, poeta en la añoranza ardiente,

un beso en la distancia, un eco enamorado,

mi corazón que late en el verso presente,

la esperanza persistente, en el tiempo abrazado.

 

 

Si la estrella me olvidara en su viaje celeste,

juntaría mi vida en un suspiro quedo,

un libro, un pañuelo, un recuerdo que reste,

un sombrero y un alma en el olvido etéreo.

 

 

La lluvia dejará su rastro, los campos renacerán,

la vida seguirá su curso, como río que fluye,

en los charcos saltaremos, los miedos se esfumarán,

la esperanza es un faro, en la noche que concluye.