Gerardo Luna

POETA JOVEN, POETA VIEJO, POETA MUERTO

Soy un poeta jóven, con ideas, con ganas.

Con la osadía de leer miradas desorientadas,

Y orientarlas a través de bellas palabras.

Traduciendo mis historias en emociones encontradas.

 

Soy poeta jóven porque aún me siento inseguro,

No sé si cada poesía en verdad logra derribar un muro.

Dudo de cada poema, pensando que quizá me exijo mucho.

Día con día soy yo el enemigo con el que siempre luchó.

 

Soy poeta jóven porque no escribo poesía clásica.

Porque dice la crítica que hay escasez de técnica,

Comentarios de los que se sienten autores de la poética.

Soy poeta jóven porque mis emociones no envejecen nunca.

 

Soy poeta viejo, porque mi pluma ya tiene canas,

Y aunque no he escrito ni 100 poemas,

He comenzado a ignorar mis ideas.

Me siento viejo, cansado y se me van las ganas.

 

Soy poeta viejo porque de cada poema he aprendido,

Porque de ese primer poema, jamás me sentiré arrepentido,

Y aunque a veces parezca que está lejos el objetivo,

No he dejado de avanzar por este duro camino.

 

Soy poeta viejo cuando escribo y a medias me canso,

Pero entré más viejo menos tiempo y por eso aún no descanso.

Soy poeta viejo porque he dejado atrás mi tiempo,

Sin saber cuál será el último poema joven, de esté poeta viejo.

 

Seguiré escribiendo a la muerte con poemas que alienten la vida.

Seguiré buscando ver las cosas desde otra perspectiva,

Buscando la forma de crear metáforas y analogías.

Hallando la belleza, en los más grises y fríos días.

 

Seguiré siendo un poeta, sea joven o sea viejo,

Definirlo siempre ha sido tarea del tiempo.

Entre mi poesía y yo habrá un común acuerdo,

Escribir sintiéndome muerto, para aprender a vivir escribiendo.

 

No sé si sea un poeta jovén que se hace viejo,

O un poeta viejo tratando de leerse jovén.

Lo que sí sé es qué siempre seré un poeta muerto.

Qué sentido nos despierta la vida estando vivos,

Si cada día nacemos y morimos.

 

Seguiré aprendiendo a vivir en mi poesía,

Orgulloso de saber que solo soy... Un poeta muerto