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Amada mía

Cada día
Pasan como perdidos
Yo, enmudecido
Ante aquellas cortinas de humos
La sangre corriendo hacia las altas cumbres, 
Negociantes secretos de magia negra,
La prisa del cordero
Los muros silenciados 
Las calles inundadas
La paz vacía 
Mirandote una noche sonreías
El brío me desvanecía
Querida,
Las olas han cesado
Llegó la tempestad
En esta fría ciudad
El sol ha enloquecido de furor
Lastimamos lo invisible
Rebosamos la profundidad
El amor es la última munición
Una barrera de oscuridad debe llenarse de maldad
Guerreros feroces
Ángeles errantes
Con música y canto
Después del fin,
Amda mía,
Allá estaremos,
Nos esperan atardeceres rojos,
Y vinos puros
Una casa amplia,
Con vista directa a las constelaciones.